Era el tiempo de los Bosques.
Húmedas maderas saturaban
fríos aires de relentes,
de amaneceres en Ella.
Los árboles se erguían,
abrazaban el cielo
y en sus ramas
espantaban los temores.
Era el tiempo del eco,
de la ancestral sabiduría,
de los fuegos perpetuos.
Pero los Bosques fueron saqueados
y los árboles talados,
quemados, olvidados.
Y vinieron Ellos,
los oscuros y siniestros.
Repoblaron el vientre de Ella
donde fecundaron tinieblas.
Los árboles callan.
Su silencio es casi inamovible
y sólo quien serena y escucha
puede quebrarse en su lamento.
Y aún así
los Bosques volverán.
-Verónica Calvo-
-Verónica Calvo-