22 de abril de 2012

Homenaje a mis libros


Sentí el tacto del pomo de la puerta y acudieron a mi mente miles de imágenes, sensaciones, risas y nostalgias. Tomé aire, erguí mi espalda y giré el pomo con mano temblorosa.
Silencio reinando entre silencio. 
Una tenue luz ámbar procedente de la claraboya iluminaba la estancia. El olor a papel y el aire empobrecido hicieron que me sintiera de vuelta a mi infancia. Casi podía ver ante mis ojos imágenes de otra época, cuando mi tía había cerrado la tienda y yo jugaba a saltar en una pierna mientras contaba hasta mil. Mi tía ponía orden en el libro de ventas y yo, cansada de saltos, me tranquilizaba recorriendo las estanterías en busca de algún título que me hiciera imaginar alguna aventura. Por aquel entonces los libros me parecían extraños objetos que contenían hormiguitas negras en papeles blancos.
Así crecí, jugando a abordar barcos porque yo era la pirata más valiente del mundo, jugando a la rayuela cuando mi madre me ponía un vestido con instrucciones de no mancharlo y soñando con los ojos abiertos con que algún día tendría una varita mágica para fabricarme un mundo a medida.

Y ahora estaba allí, sola, con un vestido que se podía manchar, sin más juegos que disimular mi malestar ante los ojos ávidos de flaquezas ajenas y sobre todo, con mi mundo hecho pedazos a mis pies.
Sola.
 Cerré la puerta suavemente, como no queriendo despertar al polvo que cubría los recuerdos y casi caminando de puntillas, me situé debajo de la claraboya. El haz de luz ambarino tranquilizó mis resistencias y rompí a llorar.
Desfilaron ante mí todos mis familiares y sueños que están en el mundo de los ausentes y añoré enormemente a mi tía, que se fue discretamente mientras leía una noche un poemario que alguien dejó envuelto en papel de seda azulado en el alfeizar de la ventana de la tienda para que lo leyera.
Y ahora estaba yo allí, petrificada, muerta de miedo ante la idea de que había aceptado hacerme cargo de la librería.

Recordé que empecé a leer el mismo día que me cansé de los abordajes, ya no manchaba mis ropas fueran las que fuesen y la rayuela era sólo un olvido. Recuerdo que mi tía me llevó un vaso de chocolate caliente y un libro que se llamaba "La cabaña del tío Tom".
Aquel libro que no era ni gordo ni delgado, ni con letra pequeña ni grande, con algún dibujo desperdigado entre las páginas, me atrapó de tal manera que hizo plantearme seriamente dedicar mi vida a defender los derechos de los desfavorecidos. 
Mis juegos empezaron a ser otros desde que cerré el libro tras la palabra fin. Disfrutaba leyendo los libros de las estanterías y me sentía muy afortunada por tener al alcance de las manos tantas historias a mi disposición. 
Los libros de Allan Poe acompañaron mi adolescencia. Leía hasta la mitad el relato y ávida, escribía la otra mitad. Luego se lo leía a mi tía y juntas acabábamos de leer el resto del relato, que casi siempre acababa de una manera parecida al mío, lo cual me desconcertaba hasta que alguien, años después, me dijo que una historia bien construida, con una línea de acción bien desarrollada, inevitablemente llevaban a un desenlace lógico.

Desde entonces muchos libros han sido mis compañeros de viaje y etapas, pero desde que cayera en mis manos "El guardián entre el centeno" cuando cumplí veintidós años, ha sido mi compañero de vida. Siempre me sentí un poco como Holden Caulfield. Quise ayudar a los desfavorecidos sin saber que yo era la primera de la lista. Quise mantener el control con justicia y ecuanimidad y acabé derrotada por mis propios valores. Sólo quise vigilar entre el centeno que nadie sufriera y acabé sepultada en batallas ajenas. Por eso camino de puntillas, para pasar desapercibida, como Holden, vagando por la ciudad con un rumbo que nunca llega, para acabar en un lugar donde nos van a curar de la fragilidad de nuestros interiores. 
Este es mi psiquiátrico desde que acepté el reto de la responsabilidad.

Ha pasado un año y medio. Ya no camino de puntillas. Ahora piso con firmeza, sonrío y si me mancho la ropa, no me importa. 
Volví a leer mi maltrecho libro de Salinger mientras me instalaba, tomaba con serenidad las riendas de la librería y me ponía al día en mi nueva vida.
Tengo nuevos compañeros de camino que me hacen soñar, reír, preocuparme y sobre todo, elevarme. Holden sigue conmigo. Está bajo el mostrador intentando recomponer su mundo mientras yo casi tengo el mío en paz sin necesidad de varitas inexistentes.

Poemas, relatos, novelas... todo un mundo donde me sumerjo olvidada de mí para retomar el placer de jugar a completar la mitad del relato para seguir asombrándome del resultado.
"En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo". Son las palabras finales de Holden y acuden a mi mente como un recordatorio. Hoy hecho tanto de menos a los ausentes... mejor no seguir contando más, aunque las añoranzas sean fuente de inspiración, todavía no ha llegado el momento para ello...

Fue publicado en este blog el 3 de mayo de 2009 y hoy lo rescato como homenaje al pasado día 2, Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil, y para mañana, Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor.

89 comentarios:

Verónica Calvo dijo...

Esta prosa fue escrita para el reto “Efeméride del día del libro” del foro “Nuncajamás”

http://www.abracadabra-nuncajamas.com/

donde había que escribir una frase de algún libro, pensador, filósofo etc. y debía aparecer en el relato.
La mía fue: "En el momento en que uno cuenta cualquier cosa, empieza a echar de menos a todo el mundo" texto final de "El guardián entre el centeno", uno de mis libros favoritos sin lugar a dudas.

TORO SALVAJE dijo...

Has hecho bien en rescatarlo.
Es una delicia que merece ser leída una y otra vez.
El guardián entre el centeno es una joya.
Ah, gracias otra vez.

Besos.

Verónica Calvo dijo...

Toro Salvaje: si, sé que te gusta.
Me lo recomendó una persona que me conocía mucho y desde entonces donde voy, viene conmigo.
El otro te va a gustar mucho, ya lo verás :)

Besos y gracias a ti, siempre

Verónica Calvo dijo...

Luján Fraix:

Bello homenaje a nuestros adorados libros que nos han acompañado toda la vida desde la niñez hasta hoy y lo seguirán haciendo por siempre.

Ese mundo es el nuestro, tiene alma, corazón, puede sentir las vibraciones, los latidos de emoción... Ellos son la felicidad.

Precioso texto, mucha añoranza.

Un beso grande querida amiga.

Querida Luján, no sé por qué no sale el comentario, así que lo copio para que no se pierda.

Un libro es toda una aventura, acompañan, enseñan, entretienen, algunos aburren... Son vida.
Si, son la felicidad.
En esta prosa de ficción he querido transmitir esa compañía que nos dan.

Besos querida amiga y muchas gracias, eres un amor, siempre estás :)

lichazul dijo...

Tu prosa se maneja suelta y confiada, fluye natural, Felicitaciones Verito
y disfruta de esos viejos amigos con lomos algo doblados;)


mi primer libro y que aún conservo fue la Cabaña del Tío Tom
en casa no abundaban , por eso desde nena fui adicta a las bibliotecas públicas jajaja, y aunque en donde vivía no era grande ... era todo un mundo que yo disfrutaba

Ya de vieja he podido hacerme una pequeñita colección en casa

besitos y luz

Rosana Martí dijo...

Muy bello escrito en el 2009 yo todavía no estaba entre vosotros, gracias por acercarnos y así poder deleitarnos sobre todos lo que todavía no habíamos llegado a la Blogosfera.

Besitos y feliz día del Libro y de los Derechos de autor.

PD: Siento el anuncio, eso es por el hosting gratuito que tengo, me permiten utilizarlo a cambio de esto...te aconsejo que cuando te vuelva a pasar, vuelvas a cagar la página, suele desaparecer aunque no siempre.

Verónica Calvo dijo...

Elisa: muchas gracias :)

Te diré que "La cabaña del tío Tom" era el típico libro que te regalaban, pero yo no lo leí hasta los veinte. De niña odiaba leer.
Ese libro en concreto es el que recuerdo de la infancia, junto a "Mujercitas", que me parecía la mayor cursilada hasta que lo leí también con veintitantos y me pareció una joya.

De vieja??? Qué cosas dices y me dices entonces jajaja

Besos mi querida viejita :)

Anónimo dijo...

El texto al completo es una delicia visual, una delicia al paladar...hay momentos que se mastican literalmente, otros en que tus palabras levantan un atrezo con sus brazos y lo muestran al lector...

Cuando leo prosa, me encanta subrayar mis libros en aquellos rincones en que me he dejado un retal de mí, de modo que te dejo algunos de ellos, por destacarlos:

"Por aquel entonces los libros me parecían extraños objetos que contenían hormiguitas negras en papeles blancos..."

"El haz de luz ambarino tranquilizó mis resistencias y rompí a llorar..."

"Recordé que empecé a leer el mismo día que me cansé de los abordajes..."

"Mis juegos empezaron a ser otros desde que cerré el libro tras la palabra fin..."

"Este es mi psiquiátrico desde que acepté el reto de la responsabilidad..."

"aunque las añoranzas sean fuente de inspiración, todavía no ha llegado el momento para ello..."

Un fuerte abrazo Verónica, esta noche me voy repleto,gracias por publicar,

Db.

Verónica Calvo dijo...

Rosana: he quitado todo lo del año 2008/9 pero a veces rescato algo, como esta entrada que iba a tunear pero he preferido dejarla así, tal cual la escribí para el foro "Nuncajamás".

Tu poema es una delicia, lo he vuelto a leer, tiene toda tu alma, dulce, fresca, luminosa.

Seguiré tu consejo para la próxima vez :)

Besos dulce hada

Verónica Calvo dijo...

david, querido: gracias por destacar esas frases, curiosamente, y te vas a reír, tu sabes por qué, son, creo, las autobiográficas.

Te contesto al correo en cuanto el psiquiátrico me lo permita, tengo ya la cabeza hoy a punto de estallar :)

Besos mi querido David, qué grande eres

Nómada planetario dijo...

Yo salté de los tebeos a las novelas del Oeste y de ahí a los libros de verdad. Con el autor que más a gusto me siento es con M. Delibes. El protagonista de su obra "Las ratas", un niño de pueblo travieso llamado el Nini me recuerda a alguna de mis travesuras.
Sin lectura somos como una maquinaria sin engrasar, chirríamos por todas partes.
Besos tras un domingo movido.

Verónica Calvo dijo...

Querido nómada: los hay que nunca saltan a la lectura.
Leí hace tiempo "Las ratas" y tras leer tu comentario me han dado ganas de volver a leerlo.
Me acordaré de ti.

Besos de superviviente a otro domingo aplastante

Juan A. dijo...

Un texto delicioso, querida amiga. No sé qué sería del mundo sin historias, sin narradores. Me siento cómodo en tus recuerdos. Son gratos y reconfortantes.

Un abrazo.

Verónica Calvo dijo...

Juan Antonio: me alegro que sea así para poder devolverte aunque sea un poco de lo mucho que entregas en tus letras.

Qué sería del mundo sin versos, sin historias, sin canciones...

Un gran abrazo para ti, lleno de gratitud

Anónimo dijo...

Me ha encantado la historia del relato con esa narración concisa y sin artilujios literarios.
Como tu dices:"Un libro es toda una aventura, acompañan, enseñan, entretienen, algunos aburren... Son vida. Si, son la felicidad".
Cuando yo era pequeño me encantaban las novelas de Rin-Tin-Tin, Furia o la Mula Francis.
Un abrazo, Verónica C.

Verónica Calvo dijo...

Pedro Luis: Anda que no me has traído recuerdos con tu comentario!!!

Fíjate que yo de niña no leía, era superior a mi, pero me gustaba que me contaran historias.

Gracias por tu comentario, por todos ellos, siempre me gusta leerlos, me haces pensar y hasta repasar.

Besos

María dijo...

Muy bonita la historia Verónica y bien viene como homenaje a los libros.

Un beso.

Momentos dijo...

Es un mundo invaluable
el que todos necesitamos tener
nuestro mundo
nuestras ideas
nuestros sueños.

Cuídalo y disfrútalo.

Besos.

Teresa dijo...

¡Qué curioso! Estoy escribiéndote este comentario y adivina que libro tengo al lado... El guardián entre el centeno. Lo leí hace algunos años y hace un par de días me topé de nuevo con él.
Mi primera lectura, fue un cuento "La sirenita y el príncipe". Me lo trajeron los reyes cuando tenía 5 años.

Me ha encantado leerte Verónica.
Besitos.

Verónica Calvo dijo...

María: muchas gracias :)

Si, por eso he vuelto a publicarlo, para el día del libro.
No soy de celebrar estas cosas pero a los libros les debo mucho.

Besos

Verónica Calvo dijo...

Momentos: nuestro mundo, nuestras ideas, nuestros sueños... Todo ello, porque si ello poco somos. Nos volvemos opacos y grises.

Besos

Verónica Calvo dijo...

Teresa: fíjate!!! Desde los veintipocos me acompaña y lo leo una vez al año aunque leo capítulos sueltos muy a menudo. Para mi es una extensión de mi misma.

Yo no leía de niña, no me gustaba.
Pintaba princesas y castillos y hacía teatro con las muñecas, pero de leer nada.
Y ahora soy adicta, ya ves.

Besos Teresa, siempre me alegra verte

LA ZARZAMORA dijo...

Es cierto. Hay libros que suelen ser extensiones de uno mismo.
A mí me ocurre con un librín de Henry James "La bestia en la jungla" que suelo llevar conmigo a menudo también.
Aunque de mi infancia sólo recuerdo la literatura francesa. Mi madre adora esa cultura y todo lo que la rodea... así que el primer libro que lei y me leyó fue de Flaubert.
Me encantaba y sigue gustando leer.
Los cinco... eran toda una fiesta.
Aunque confieso que el cine en aquella época fue casi más vital que la lectura.
Un beso, Verónica.

Una entrada de gran acierto para el día de hoy.
Yo nunca te la había leído...
;-)

Sarco Lange dijo...

Yo no recuerdo mi primer libro, pero sí mi primer beso. Que es casi lo mismo.

MORGANA dijo...

Verónica una entrada tan llena de tí...
Me ha encantado leerte ,poder conocer más cosas sobre tu maravilloso mundo,deleitarme con tu prosa tan elegante.
Un abrazo lleno de cariño y gracias por compartir.
Besos

Verónica Calvo dijo...

Eva: ahora tengo otra extensión: "Firmin" de Sam Savage.
"Los cinco" se los regalaban a mi hermano pero yo no leía, no me gustaba. Recuerdo que un día abrí uno y había un dibujo de un chico con un cuchillo clavado en el pecho. Aquello me dio morbillo porque iba a verlo a escondidas.
También yo recuerdo el cine en la infancia y el ballet.

"La bestia de la jungla" lo leí hace tiempo, es toda una reflexión. Me gustó, tiene intriga y te engancha.

Besos Eva, que tengas una buena semana

Verónica Calvo dijo...

Sarco: yo recuerdo más mi primer beso que mi primer libro entero.
De hecho no me acuerdo cual fue, porque antes hubo otros, pero aquel beso...

Más besos ***

Verónica Calvo dijo...

Morgana: es una ficción este texto. Hay algo mío, pero muy poco, pinceladas en alguna frase.
Eso si, "El guardián entre el centeno" es mi libro y antes me identificaba mucho con Holden.

Muchas gracias por tus palabras hacia esta prosa que fue todo un reto por aquello de que había que contar palabras y dar vida a una propuesta.

Besos y abrazos, muchos

MORGANA dijo...

Maravillosa la versión de Mettalica.
Un besazo

Verónica Calvo dijo...

Morgana: es que es un gran tema!!!

Besos

MORGANA dijo...

Vero,el poema es de mi invención no experiencia vivida,aunque personas queridas han caído es sus redes.
Besos.

MORGANA dijo...

VERONICA,en realidad este poema es una despedida.Me ausento por tiempo indefinido.
Millones de besos que te cuiden

José Manuel dijo...

El fascinante mundo de los libros pueden crear una fantasía que a los niños, y por supuesto más tarde a los adultos nos engancha a vivir la ficción como algo real.
Me gustaba leer de niño y me sigue encantando hacerlo, ya no concibo mi vida sin libros.

Besos

J.R.Infante dijo...

Queramos o no -cuando había que estudiarlos podía ser un martirio-, los libros nos han acompañado a lo largo de nuestras vidas. Y ahí siguen, a pesar de la fuerza con la que vienen empujando las tabletas. Los títulos y personajes son tantos que habría que dispones de un disco externo más del que tenemos y eso quedaría feo- dos cabezas ¡qué horror!-, así que lo mejor es eso: acordarse de títulos, personajes o situaciones vividas que nunca se volverán a repetir porque fueron las primeras. Para mí, al margen de los tebeos, que me ayudaron muchísimo, fueron "los cinco" en una etapa y Cervantes en otra.
Me uno a tu homenaje en un día como el de hoy al libro como ente indispensable para la supervivencia del ser humano.
Un abrazo, querida Verónica.

Unknown dijo...

Uff.... Verónica cuánto hay de mi vida en tu emotiva historia. Esa librería, tu tía, yo tenía cinco a falta de madre que me leían a todas horas. Y ese libro "El guardián.... entre el centeno que marcó mi época universitaria y que más tarde se lo entregué a mi hija cuando empezó su juventud con las mismas ansias que todos la empezamos. Verónica precioso lo que has escrito, me ha conmovido. Besos.

guille dijo...

El libro de Salinger que leo una vez al año es "nueve cuentos", uno de mis libros de cabecera.

Me ha encantado tu relato, me he dejado llevar con placer.

Yo sigo manchando mis ropas, los abordajes me encantan y me apunto a cualquier bombardeo que me propongan.
Y siempre leyendo. Las buenas costumbres no hay que perderlas.

Verónica Calvo dijo...

Morgana: aún así todos lo conocemos de una manera o de otra.
Por eso te digo, que todos los conocemos.

Te voy a echar de menos.
Esos abrazos me los iré administrando hasta que vuelvas.

Yo te abrazo también, con mi cariño

Verónica Calvo dijo...

José Manuel: tampoco yo me puedo imaginar sin un libro entre las manos o en el bolso.
Donde voy va uno, y el cuaderno.
Lo demás es negociable :)

Besos

Verónica Calvo dijo...

Arruillo: me resisto al libro digital, que no le veo en mi vida más utilidad que la comodidad en viaje. Pero tampoco hay tantos títulos disponibles.
A mi eso de pasar páginas me pone, ya ves.

Es verdad, a mi cuando me obligaban a leer en el colegio era un martirio.
Fíjate que te cogí manía a Juan Ramón Jiménez y todo.
Luego leí "Platero y yo" de nuevo y me gustó, así como su poesía, pero le tenía fobia. Ahora me gusta.

Besos y abrazos, disfruta

Verónica Calvo dijo...

M.Flores: qué cosas, si no es por tu comentario creo que no habría dado cuenta de que este relato es también un homenaje a mi tía. La historia es ficción, pero mi tía me leía porque mis padres viajaban mucho por trabajo.

"El guardián entre el centeno" lo leí con veintipocos, de hecho creo que ni los tenía y me lo recomendó una persona que me conocía muy bien y que de alguna manera fue una especie de madre en mi vida.
Yo se he regalado a un primo que adoro cuando cumplió los dieciséis y siempre lo lleva a todas partes.

Ah, Maribel, la de recuerdos que me trajo tu comentario...

Besos querida amiga ***

Verónica Calvo dijo...

guille: "Nueve cuentos" se lo regalé justo ayer a una amiga.

No, no debemso perder las buenas costumbres: mancharnos la ropa (es tan interesante saber estar sucio como limpio), abordar miles de aventuras, leer, soñar, vivir...
También soy de las que se apuntan a un bombardeo.
A mi me dices "vamos" y ya estoy en camino!!!

Besos y que sigas tan auténtico

MarianGardi dijo...

Precioso relato, me ha encantado.
Encontrar un libro con el que te identificas es un acto de amor.
Si te identificas con muchos ya vives enamorada de los libros.
Un fuerte abrazo querida amiga fiel Vero.
Besos y cariños

Verónica Calvo dijo...

Marian querida: no entiendo la vida sin un libro y sin música.
Si un día no leo, un libro, porque blogs si que leo a diario, me siento rara, incompleta.
Me conocen en las librerías, soy famosa.

Besos querida amiga, que no nos falte la magia

salvadorpliego dijo...

"yo era la pirata más valiente del mundo..."

Esto es precioso, maravilloso!!!! Me encanto y te lo aplaudo.
Precioso el escrito. Te felicito.

MORGANA dijo...

Se siente pero no se ve,se necesita pero es invisible...la amistad es así de maravillosa.
Millones de besos envueltos en caramelos de colores.

Verónica Calvo dijo...

Salvador: si te gustó esa frase es porque eres otro pirata enamorado de las aventuras que nos trae la vida.

Me alegra verte por aquí.

Un beso

Verónica Calvo dijo...

Morgana:
:)

El alma entiende y capta las sintonías.

Te abrazo con mi cariño

Luján Fraix dijo...

VERONICA CUANDO PUEDAS PASA POR MI SITIO.

BESOS

Verónica Calvo dijo...

Querida Luján, me has dejado sin palabras...

Muy AGRADECIDA, es un homenaje de amistad y compañerismo enorme, gracias por ser tan bella, por tu sensibilidad, por tu enorme corazón, por cada palabra...

Mil besos querida amiga, de corazón

ALBORADA dijo...

Maravilloso relato, sencillamente hermoso, los libros son compañeros de ruta y definitivamente marcan, porque tocan la sensibilidad de cada uno y hace que florezca en el ser humano ese yo interior entonces van de nuestra mano toda la vida.
Muchas veces digo que nací vieja, cuando todas buscaban esas novelitas de Corin Tellado, yo andaba con Victor Hugo de viaje y con Becquer de enamorado, perdidamente enamorada.
A ti, simplemente te puedo decir que:
Siempre irás de la mano con La Cabaña del tío Tom y El guardián del centeno, aunque a veces duela el camino de la verdad y la justicia.

Un abrazo muy grande Vero

FELICIDADES

AnaM.M.N dijo...

Yo creo que leo desde que aprendí a hacerlo.Y recuerdo que de los primeros libros que leí (sin ilustraciones y por imposición estudiantil) fué Genoveva de Bravante.Llegué a detestarlo mucho...pero con el tiempo agradecí a este libro mi pasión por la lectura.Llegué a devorar libros y libros como aquel Palafox de Baroja...Los conservo casi todos y siguen siendo un amigo infalible en mi día a día.
Me ha parecido muy bello tu relato,pero sobre todo me ha gustado el contexto con el que los lecturianos empedernidos podemos identificarnos desde ese amor a la lectura que en cada historia se hacen vivencia.

Precioso.Abrazos

Verónica Calvo dijo...

Aborada: nunca he leído una novela de Corin Tellado. Algunas amigas las leían con los ojos en blanco por los suspiros mientras yo, como tu, andaba en otras.
Bécquer fue el primer poeta que leí y me atrapó.
Con doce años aposté con mi padre a que era capaz de leer "Hamlet", no sólo gané la apuesta, gané mucho más porque no paré de leerle hasta que terminé con toda su obra (que la tengo entera). Otro de mis compañeros :)

Besos querida Mayra, felices lecturas

Verónica Calvo dijo...

AnaR: te entiendo perfectamente, a mi me pasó con Juan Ramón Jiménez.
A veces, casi siempre, te obligan a leer obras que no hay quien pueda con ellas a ciertas edades.
Y también me pasó como a ti, que no puedo pasarme sin un libro.

Me alegra que te haya gustado esta ficción. Algún día espero pulirla.

Besos

Melvin dijo...

Cuando uno regresa a un espacio cargado de tantos significados y significantes son necesarios la luz ambar, la soledad, el silencio y el polvo... Cerrar los ojos y permitir que todo vuelva a instalarse... He estado allí contigo, reconociéndote y reconociéndome. Hermosas palabras repletas de imágenes. Un beso entre las páginas 217 y 218 donde dice:..." en la quietud pude escuchar el ruido ensordecedor de mis recuerdos..."

Verónica Calvo dijo...

Mi querido Melvin: tu sabes que la luz ámbar crea soledad en el escenario, que induce al silencio y la melancolía. Una luz amarilla además deprime, mejor ámbar :)

“No importa que la sensación sea triste o hasta desagradable, pero cuando me voy de un sitio me gusta darme cuenta de que me marcho. Si no luego me da más pena todavía”
("El guardián entre el centeno")

Así, sin más, salió.

Besos mi querido Melvin, un abrazo, tres y mil :)

Ian Welden dijo...

Qué bueno que lo hayas rescatado. Es una ingeniosa y preciosa obra de arte.Te felicito, Verónica.
"Nothing else matters..."

Ian.

Trini Reina dijo...

Pues yo me sentiría a todas mis anchas en esa librería. Me gusta leer, pero también tocarlos, olerlos, cambiarlos de lugar, catalogarlos...
No entendería mi vida sin mis libros.

Te felicito por el relato. Me he pasado un buen rato viviendo en esa librería.

Besosss

Humberto Dib dijo...

Qué bueno que lo hayas subido nuevamente, porque en aquella época aún no te conocía. Un bello homenaje a nuestros más queridos amigos.
Un beso enorme.
HD

Verónica Calvo dijo...

Ian: muchas gracias por tan enorme comentario.
Es un relato para un reto en el foro "Nuncajamás", un tanto limitado.
Algún día lo desarrollaré.
De momento con que esté correcto me basta :)

Besos

I feel good!!!

Verónica Calvo dijo...

Trini: de pequeña a pesar de no gustarme leer, me gustaba jugar a las librerías. En casa siempre ha habido muchos libros y música, así que como tu, lo pasaba en grande buscando, colocando... y los envolvía, porque claro, los vendía.

Sabes que hay un síndrome que no se cómo se llama, que consiste en que no puedes pasar por delante de una librería sin entrar??? Yo lo debo tener, porque paso y cuando me doy cuenta estoy dentro con cinco libros!!!

Besos y felices lecturas!!!

Verónica Calvo dijo...

Humberto: lo quería haber tuneado, pero no me ha dado tiempo.
Algún día lo desarrollaré porque te habrás dado cuenta, es más un borrador.

Besos

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Hola vero, humildemente te digo...me he perdido en tu texto, debo de estar cansada, ni una ni dos, se cerró el coco y no hay más. Intentaré en otro momento, me pasa con frecuencia, son secuelas del accidente de mi infancia.
Con ternura
Sor.Cecilia

Pitt Tristán dijo...

El texto de tu entrada es magnífico.
En cuanto a la frase final de Holden en "El guardián entre el centeno", decir que le precede "No cuenten nunca nada a nadie" ¿Es eso lo que quieres? Aunque no creas que no te falta razón. Gran libro de grandes instantes, grandes frases: "¿Cómo sabe uno lo que va a hacer hasta que llega el momento?" También lo dice Holden.
Un besazo.

Amanecer Nocturno dijo...

Tiene que ser precioso proporcionarle historias a las personas día tras día. No sabes qué envidia me das. Qué texto más bonito.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Una historia escrita con sencillez, calma,un poco de añoranza, mucha ternura, y una pluma que te define como una escritora que merece ser leída.
Sí, es cierto, se hecha de menos a los ausentes que se han ido como donación, préstamo a no me acuerdo quien y con el tiempo nos acordamos de ellos, los extrañamos .y hasta los buscamos en google
Dominas la prosa, dominas la poesía, y una simpatía siempre presente se trasluce en tus letras.
Un abrazo

Verónica Calvo dijo...

Querida Sor Cecilia: empieza en un momento donde va recordando su vida.
Luego pasa a un poco más adelante y cuenta cómo la va.

Date cuenta que fue escrito para un foro y no se podía pasar de cierto número de palabras.
Iba a tunearlo pero no me dio tiempo.
Es un borrador, así lo siento, para desarrollarlo.

Besos y abrazos

Verónica Calvo dijo...

Pitt: me identifico mucho más con otra frase que conocerás: cuando dice que le gustaría hacerse el sordo y mudo, que se comunicaría con la gente escribiendo... A veces estoy tan cansada que lo haría, yo también soy bastante de darle a la misantropía, no creas.
Si, tiene muchas frases geniales.

Si es eso lo que quiero??? Bueno, cuanto menos sepan de uno más tranquilo se suele vivir.
Pero tu no te puedes quejar :D

Besos Pitt... y un abrazo grande

Verónica Calvo dijo...

Amanecer Nocturno: no es realidad, es ficción. Pero si, me gusta darle a la gente historias para que sean felices, para que sueñen, o incluso para que se atormenten.

Besos, me alegra verte

Verónica Calvo dijo...

Rober: muchas gracias, eres un cielo :)
Si que los buscamos hasta en google, incluso en estrellas cuando se han ido.

Besos

Ximo Segarra "ACAPU" dijo...

Nunca te lo perdonaré: me has desvelado el final de "El guardián entre el centeno" (que sepas que te la tengo guardada: cuando menos te lo esperes te contaré el final de la peli "El sexto sentido")

Ahora en serio, tres apuntes que me surgen tras leerte:

He recordado las lloreras que cogí leyendo "La cabaña del Tío Tom", tendría 10 años más o menos, creo que fue el primer libro que me tocó la fibra hasta ese punto.

Yo también "Quise ayudar a los desfavorecidos sin saber que yo era la primera [persona] de la lista".

Y por último, se me ocurre una idea: después de haber leído la primera parte del relato de nuestra vida, podríamos probar a escribir la segunda parte... El día de nuestra muerte (o al día siguiente quizás) podríamos comparar, a ver si acertamos o no :)

Un beso.

Verónica Calvo dijo...

Ximo Segarra "ACAPU":

Nunca te lo perdonaré: me has desvelado el final de "El guardián entre el centeno" (que sepas que te la tengo guardada: cuando menos te lo esperes te contaré el final de la peli "El sexto sentido")

Ahora en serio, tres apuntes que me surgen tras leerte:

He recordado las lloreras que cogí leyendo "La cabaña del Tío Tom", tendría 10 años más o menos, creo que fue el primer libro que me tocó la fibra hasta ese punto.

Yo también "Quise ayudar a los desfavorecidos sin saber que yo era la primera [persona] de la lista".

Y por último, se me ocurre una idea: después de haber leído la primera parte del relato de nuestra vida, podríamos probar a escribir la segunda parte... El día de nuestra muerte (o al día siguiente quizás) podríamos comparar, a ver si acertamos o no :)

Un beso.

Ximo, ya ves, he hecho una de las mías y he borrado tu comentario!!!
Perdón!!! Menos mal que ya sabes que a veces me pasa.

No me cuentes ese final, que lo conozco. Cuéntame el final de... no, que me lo cuentas!!! :D

"La cabaña del tío Tom" me persiguió desde la tierna infancia hasta la adolescencia. Me gustó, creo, no es un libro que recuerde especialmente.

Cuando sabemos que somos el primero de la lista hay esperanza de poder abrir los ojos a la vida y ser más auténticos.

Vale, me gusta tu reto!!!
Pero me tienes que dejar un poco de tiempo, estoy esclavizada con el trabajo.
Ve escribiendo, que yo lo haré :)

Besos Ximo y a cactus otro

Shantal dijo...

Maravillosa entrada, yo tb soy amante de la lectura y siempre he encontrado en ellos un buen compañero.

Besos

Verónica Calvo dijo...

Shantal: son buenos compañeros de vida.
Sin ellos a mi me parecería rara la verdad.

Besos

Lapislazuli dijo...

Que suerte que lo rescataste y nos permites compartirlo. El mundo de nuestros libros que acompaño nuestra vida, una maravilla
un abrazo

Verónica Calvo dijo...

Lapislazuli: cuántos de ellos quedan realmente en el corazón???
Cuales son una extensión de ti misma???

Besos

Amanecer Nocturno dijo...

Igualmente es una ficción excelente.

Verónica Calvo dijo...

Amanecer Nocturno: gracias.

Abrazos

lichazul dijo...

FELIZ SEMANA!
besitos y luz Verito
acá ya un poco mejor del resfrío

Verónica Calvo dijo...

Elisa: me alegra saberlo.
Por aquí la marea va subiendo y desde la guarida veo los barcos navegar.

Besos, disfruta, luz y alas

Luján Fraix dijo...

HOLA VERONICA
NOS ES NADA AMIGA, ME ENCANTÓ ESCRIBIR PARA TI PORQUE TE LO MERECES, VISTE TODOS LOS COMENTARIOS HERMOSOS QUE DEJARON... SON AMIGOS EN COMUN QUE TENEMOS.
ME ALEGRÓ TANTO...

UN BESO GRANDE

Verónica Calvo dijo...

Mi querida Luján: yo sigo emocionada, de verdad, me parece increíble que me hagan un homenaje, de verdad, y tú, mi querida Luján, ni más ni menos.
AGRADECIDA.

Si!!!! Los estuve leyendo :)
Amigos comunes, qué buenos, verdad???
Tan generosos y llenos de cariño.

Luján, es lujo tenerte tan cercana, de verdad.

Te contestaré al correo, ando ahí ahí entre el tiempo y al nube densa.

Besos mi querida amiga

La sonrisa de Hiperion dijo...

Siempre, que mejor, que un libro?

Saludos y un abrazo.

Verónica Calvo dijo...

Antonio Hiperión: se me ocurre algo, pero después, como ya no fumo, me pondría a leer :D

Abrazos

Lola Barea dijo...

Hola Veronica, buenos días, paso a saludarte y leer tu texto, es un relato precioso que le haces un homenaje a los libros, me gusta, un abrazo.
Lola.

Verónica Calvo dijo...

Lola: buenas :)
Muchas gracias, me alegra que te haya gustado este relato corto.

Abrazos

Anónimo dijo...

Muy bonito el relato. Has puesto emoción y dulzura.
Lleno de amor y admiración a todas las personas que ponen su corazón en este arte que es contar la vida.......

Patricia H

Verónica Calvo dijo...

Patricia H: ya que eres mi amiga desde hace tantos años, me vas a tener que explicar cuando vengas eso de la dulzura :D
Tú que me conoces, dime, de verdad me estoy volviendo dulce???
Ay, qué malo cumplir años!!!

Besos

Anónimo dijo...

Pues que hermoso homenaje mi bella Vero, perfecto para el día de Saint Jordi, a mi me encanta leer, es mi hobbie preferido, una pasión que cultivo desde temprana edad :)

Que estés bien, besos gitanos

Verónica Calvo dijo...

Princesa Gitana: no entiendo mi vida sin libros ni música, pero de niña no me gustaba leer. Fue con catorce años que leí un libro en le colegio, donde teníamos una hora a la semana de biblioteca, y como era lectura libre escogí las memorias del Che para "asustar" al profesor que era un poco especial y desde entonces no paro de leer.

Besos y abrazos